No cabe duda de que la preocupación de las empresas hacia la implementación de acciones de responsabilidad social corporativa va en auge, y además cada vez más responde a una verdadera concienciación empresarial (no sólo como algo que queda bien decir de cara a la galería).
Por otra parte, los empresarios están tomando más consciencia de que además de hacer cosas buenas por los demás también se consiguen mejores resultados en el negocio.
Una de las claves del éxito de una estrategia de sostenibilidad consiste en hacer que los trabajadores y trabajadoras se conviertan en los grandes protagonistas, en los embajadores y más firmes defensores de las políticas de RSC.
Las estrategias eficaces de RSC deberían de partir de la cultura de la empresa. Peter Drucker postuló que «La cultura se come a la estrategia para el desayuno», es decir, si no se involucra a las personas que configuran la cultura corporativa las estrategias no van a ser exitosas. La implicación de los trabajadores y trabajadoras, su compromiso tienen que estar alineados con las estrategias de las compañías.
Las políticas y estrategias de sostenibilidad no son una excepción de esta premisa. Las empresas líderes están potenciando con éxito el compromiso de los empleados a partir de su implicación y la adopción de un papel muy activo en cuestiones de sostenibilidad. Para los equipos de trabajo representa el asumir un propósito más elevado y transcendente que va más allá de la actividad productiva y que, por otro lado, les hace sentirse más motivados y orgullosos de pertenecer a una empresa que fomenta dichas políticas. Al final, todo se reduce a la convergencia de los objetivos y valores individuales de los empleados y empleadas con los valores y objetivos de la empresa para crear juntos un negocio sostenible: hay que estar en el mismo barco y remar juntos en la misma dirección.
Para hacer de forma eficiente que los equipos de trabajo participen en la gestión de la sostenibilidad de la empresa es recomendable tener en cuenta algunas consideraciones que constituyen los cimientos sobre los que se asientan las estrategias para la mejora medioambiental, social y económica:
- Definir de forma clara la MISIÓN de la empresa a largo plazo incorporando objetivos medioambientales y sociales y, al mismo tiempo, fomentando el crecimiento de la compañía.
- Transmitir a todos los grupos de interés, y en primera instancia a los trabajadores/as, la importancia económica de la sostenibilidad.
- Generar y/o potenciar conocimientos y habilidades para sensibilizar a los empleados y crear sistemas y procesos que faciliten la integración de la sostenibilidad en las decisiones de negocio. Hay que “saber” para poder “hacer bien”.
- Aunque el punto de partida de un negocio sostenible emerge del liderazgo de la organización, hay que hacer de cada empleado un firme defensor de la sostenibilidad, haciéndoles partícipes proactivos en todas las fases del proceso: la generación de ideas, la elaboración de planes de acción y su puesta en práctica… y, en definitiva, la construcción de una cultura alineada con los principios de la sostenibilidad.
- El definir y hacer el seguimiento de unos indicadores claros sobre las metas que se están alcanzando refuerza la creencia de que verdaderamente hay un avance y que “un mundo mejor es posible”.
- Una vez elaborados los principios, los compromisos y los planes de acción sostenibles también hay que comunicarlos adecuadamente, de forma honesta y transparente.
Por citar varios ejemplos y casos prácticos:
Procter & Gamble fomenta la participación de sus empleados en tareas de voluntariado en las comunidades locales a través de United Way o destinando una parte de su sueldo a causas humanitarias. Ven a sus trabajadores como los protagonistas de la celebración anual del Día de la Tierra y ellos incluso buscan continuamente formas para mejorar el perfil medioambiental de la compañía.
Otro ejemplo más cercano es el de la Cooperativa Consum, que promovió un Concurso Medioambiental dirigido a los socios trabajadores con el fin de proponer soluciones viables de respeto medioambiental.
La cadena hotelera NH creó un departamento de formación para empleados NH University para instruirles en prácticas sostenibles para poder lograr sus compromisos medioambientales.
Estos ejemplos son sólo una ínfima muestra de las acciones que es posible desarrollar. Cada compañía debe adaptar las soluciones y la gestión de la sostenibilidad a su idiosincrasia, pero en todos los casos converge el hecho de la importancia de hacer cómplices a los equipos de trabajo.