Como compra verde se entiende a la adquisición de productos o servicios de forma sostenible y responsable, pero el término responsable puede llegar a volverse algo ambiguo. Entonces, ¿en realidad puede llegar los consumidores y las organizaciones?
En los últimos años, han aumentado de forma significativa las tendencias en compra verde, tanto por parte de las empresas como por parte de los consumidores finales o usuarios, además de la inclusión de criterios de sostenibilidad en la cadena de suministro y en la decisión de compra.
Desde el punto de vista del consumidor, la compra verde tiene su origen en cuestiones de ética y conciencia en el consumo y se traduce en que la adquisición del producto o servicio va más allá de los criterios de calidad y precio. Éstos se asumen como intrínsecos y ya no son un valor añadido, y se exigen otras consideraciones, como que provengan de materiales reciclados y/o reciclables, ahorren energía o la energía provenga de fuentes renovables y, eviten o minimicen el desperdicio, entre otros.
Por parte de las empresas, éstas han incluido la compra verde en sus estrategias de negocio como respuesta a esas necesidades y peticiones de los clientes respecto a la disponibilidad de productos y servicios más sostenibles. Éstos tienen en cuenta aspectos sociales, tanto de trabajadores como de asociaciones locales y la sociedad en general; y son respetuosos con el medio ambiente, considerando por un lado aguas arriba el consumo de materias primas, pero también aguas abajo con el tratamiento posterior o el desperdicio generado.
Cabe destacar que no todo ha sido voluntario e implantado de forma proactiva, algunas de estas medidas se han incorporado de una manera forzosa en las organizaciones, ya que recientemente han surgido nuevas normativas y requerimientos legislativos al respecto.
Un ejemplo de ello es la Ley 9/2017 de Contratos públicos, que traspone varias Directivas europeas y contiene consideraciones de compra verde. Esta ley se basa en el desarrollo innovador, la integración social y la sostenibilidad medioambiental y con la que se pretende un uso más racional de los fondos públicos, por lo que en adelante en los contratos públicos es necesaria la inclusión de cláusulas sociales y ambientales.
En este ámbito, las entidades públicas parecen haber tomado un gran compromiso, y muchas de ellas han publicado Guías de buenas prácticas en compra pública.
La compra verde en la parte más operacional de las organizaciones se traduce en dos cambios principales:
Redefinición de los productos y servicios ofrecidos (afectando de forma significativa la etapa del diseño de éstos) minimizando el consumo de recursos, la producción de residuos, las emisiones a la atmósfera, aumentando el impacto social en el entorno, entre otros;
- Definición e inclusión de criterios medioambientales y de responsabilidad social en la selección y contratación de proveedores para el suministro de productos y/o servicios teniendo en cuenta cuestiones que podrían ser iguales o similares a las que se mencionaron en el párrafo anterior.
De esta manera, las organizaciones finalmente no sólo actúan y controlan los aspectos que les afectan directamente, sino que además establecen políticas, acuerdos y contratos mediante los cuales extienden su misión, visión y valores para influir sobre su cadena de suministro; y así aplicar la compra verde sobre todas las etapas del ciclo de vida del producto y/o servicio.
La implementación de políticas de compra verde se puede realizar a través de distintos mecanismos:
- Como parte de un Sistema de Gestión Ambiental, las últimas versiones de muchos de estos sistemas de gestión, como la UNE-EN ISO 14001 o el Reglamento EMAS. Éstos incluyen consideraciones ambientales sobre todos los aspectos de la organización, sobre los que se tiene control, pero también sobre los que se pueda tener influencia.
- Implementación de modelos de Responsabilidad Social Corporativa, en el que una parte del plan de acción tenga consideraciones ambientales sobre los grupos de interés directamente implicados son la compra verde, tales como clientes, proveedores; o sobre la reconsideración de propio producto o servicio desde un punto de vista ambiental.