En el camino hacia la sostenibilidad, las empresas se enfrentan al desafío de adaptarse a un mercado cada vez más exigente y cambiante, requiriendo de empresas flexibles capaces de adaptarse rápido.
La resiliencia de las empresas hacia maneras productivas más sostenibles requiere del conocimiento completo de sus procesos y del impacto medioambiental que estos generan.
Es por ello, que a la hora de tomar decisiones y planificar futuras actuaciones es necesario realizar un buen diagnóstico y evaluación de impacto ambiental. Teniendo en cuenta todos los aspectos necesarios para la implantación de modelos económicos más eficientes y sostenibles.
El análisis de ciclo de vida (ACV) es un modelo utilizado para identificar, evaluar e interpretar los impactos reales o potenciales de un producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida.
Existen varios tipos de análisis de ciclos de vida:
- Análisis de ciclo de vida (ACV): analiza los impactos medioambientales a lo largo de todo el ciclo de vida del producto o servicio
- Coste de ciclo de vida (CCV): analiza todos los costes asociado a las diferentes fases del ciclo de vida de un producto o servicio
- Análisis de Ciclo de Vida Social (ACV-S): analiza los aspectos sociales y socioeconómicos y sus impactos durante el ciclo de vida de un producto o servicio
En este artículo nos vamos a centrar en el primer método citado anteriormente, un análisis de los impactos ambientales a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio.
El análisis de ciclo de vida evalúa y cuantifica el impacto ambiental de un producto o servicio a lo largo de todas sus fases de la cadena productiva, desde la extracción o cultivo de los recursos naturales necesarios hasta su desecho o final de vida. Permitiendo observar todos los impactos ambientales directos e indirectos, desde las emisiones de gases de efecto invernadero, la acidificación del suelo y las aguas, hasta los impactos para la salud por la contaminación.
El resultado de un análisis de ciclo de vida se puede utilizar para comparar procesos internos, hacer un benchmarking con los productos o servicios de la competencia, desarrollar declaraciones ambientales de producto optimizar procesos, comprobar la eficacia medioambiental de nuevos ecodiseños, modelos eco-leasing o en medidas de remanufactura. De esta manera, se garantiza que en toda toma de decisión no se “mueva” el impacto hacia otras etapas en el ciclo de vida.
Durante el estudio de interpretación de la evaluación de un ACV se identifican aquellos indicadores más relevantes para controlar el sistema de gestión ambiental. Con este conocimiento se puede planear el mayor aprovechamiento de las TICs y nuevas tecnologías para monitorizar, almacenar y analizar información sobre la cadena de suministro, los fabricantes, distribuidores, etc.
El análisis de ciclo de vida no solo te da una visión de los impactos ambientales que tu producto o servicio genera, sino que también te permite valorar las posibles soluciones técnicas y estratégicas para disminuir los impactos medioambientales. Es por ello, que tiene el potencial de cuantificar con métricas rigurosas el impacto y relevancia de iniciativas de economía circular.