La orientación de las políticas de desarrollo local a la innovación no es tarea fácil; cuáles son algunas de las barreras a la innovación y cómo se les ha dado respuesta en distintas regiones europeas nos puede servir para desarrollar iniciativas de impacto en nuestro entorno.
Desde hace ya algunos años asistimos a la progresiva generalización de las políticas de innovación a escala local. La difusión de conceptos como los ecosistemas innovadores, los sistemas territoriales de innovación o la innovación abierta han provocado un creciente interés en la capacidad innovadora de los territorios y sus distintos componentes: empresas, universidades, centros tecnológicos, población… La estrategia EU2020 y sus objetivos de crecimiento sostenibles, inteligente e inclusivo, con el nuevo período de financiación de los FEDER 2014 2020, no han hecho sino que reforzar esta tendencia, poniendo la innovación en el centro del modelo de desarrollo europeo y de la creación de riqueza y empleo.
En este contexto, pocas son las administraciones locales que no han implementado en los últimos 10 años (por no ir más atrás) alguna estrategia, iniciativa o programa orientados a la promoción de la innovación en su entorno. Analizando sólo los proyectos relacionados con la innovación financiados por los FEDER en el período 2007-2013 en el conjunto de regiones europeas, ya tenemos una idea de la importancia de estas políticas y de su impacto en la escala local: casi 50.000 millones de euros de financiación para iniciativas relacionadas con la provisión de infraestructuras (incubadoras, centros tecnológicos), medidas de estímulo a la innovación en PYMES, formación del capital humano, entre otros, tal y como se ve en el gráfico siguiente.
Elaboración propia con datos de DG Regio: http://ec.europa.eu/regional_policy/es/policy/evaluations/data-for-research/
Ahora bien, el impacto de estos programas en los destinatarios finales no siempre es fácil de medir y es frecuente encontrar barreras y cuellos de botella que pueden dificultar su contribución al aumento de la capacidad innovadora de los distintos agentes de un territorio. A partir de la experiencia de PRYSMA en la consultoría en innovación territorial y en base al intercambio con distintas administraciones locales, resulta relevante destacar dos de estas barreras recurrentes a la aplicación de políticas de innovación y apuntar las soluciones desarrolladas en regiones y ciudades europeas. Estos casos pueden servir de inspiración para otros entornos y administraciones públicas, realizando, eso sí, el necesario trabajo de adaptación.
¿Cuáles son estos problemas, y cuáles las soluciones?
Las PIMES más tradicionales se resisten a innovar y no acceden a los programas de capacitación
Es habitual escuchar entre aquellos dedicados a las políticas de desarrollo económico mencionar la dificultad de llevar a las PYMES de sectores maduros y tradicionales la necesidad de innovar y las iniciativas disponibles para ellas desde el sector público. O bien no les interesa, o no saben cómo articular sus necesidades de desarrollo de nuevos productos y servicios. Así, los técnicos responsables los programas de innovación, tanto de la administración como de centros tecnológicos, no consiguen que éstos (asesoramiento, ayudas, fomento de redes…) sean utilizados por las empresas del territorio que precisamente más podrían beneficiarse de ellos.
Una solución en este sentido la encontramos en Tartu, Estonia. Allí se creó en 2015 TSENTER, centro de competitividad y transferencia tecnológica para el sector de la industria de la madera y el mueble.
Este centro, con financiación pública y participación público privada, tenía dificultades para llegar a las empresas del sector que no veían la necesidad de participar en sus proyectos y decían no saber cómo el centro les podía ayudar. Sin embargo, TSENTER ha conseguido, en dos años, generar ingresos de exportación en el sector por valor de 200.000€. ¿Cómo? Elaborando una visión que pudieran compartir todas las empresas del sector, siendo flexibles en el tipo de servicios que ofrecen a las empresas y teniendo en cuenta que se trata de un proceso de largo plazo, ya que desde las primeras reuniones hasta la utilización de un servicio tecnológico pueden pasar de seis meses a un año. La lección a aprender es que la información por sí sola no es suficiente, para conseguir impacto de las políticas se necesita difusión, intercambio y capacidad de adaptación.
Se pierden iniciativas emprendedoras con potencial innovador por no saber identificarlas
Los programas de apoyo a emprendedores y start-up innovadoras son un servicio cada vez más habitual entre los programas de desarrollo local. El problema radica en cómo conseguir una masa crítica de personas dispuestas a emprender y llegar hasta el final del proceso, hasta la creación de una empresa o su expansión. La dificultad de identificar e involucrar iniciativas emprendedoras puede ser aún mayor en territorios dispersos o con servicios muy centralizados.
Para dar respuesta a este problema, un buen caso es la iniciativa desarrollada por ASTER Emilia Romagna. Esta región italiana cuenta con un potente sistema de innovación, basado en una red de centros de alta tecnología, incubadoras empresariales e iniciativas multiagente. Estas iniciativas están agrupadas en ASTER, un consorcio para la innovación y la transferencia tecnológica en la región formado por el Gobierno Regional de Emilia-Romagna, las seis Universidades y los Centros Nacionales de Investigación ubicados en la región, la Unión Regional de Cámaras de Comercio y con la colaboración de las Asociaciones Comerciales regionales y los centros de Innovación.
Para asegurar una difusión real y con impacto de las oportunidades de emprendimiento creadas por el consorcio, y llegar al máximo de población posible, se creó la Start Cup Tour. Durante unos meses, una caravana recorre la región para promover la participación de start-ups y emprendedores en el concurso para formar y financiar iniciativas innovadoras. Se puede pedir cita en cada etapa para presentar el proyecto a la competición.
Hay desde luego, muchas otras barreras y muchas otras soluciones. Los casos destacados aquí no son, ni mucho menos, propuestas universales a estas barreras. La época de la «receta Syllicon Valley», es decir, de la imitación acrítica de procesos en entornos altamente innovadores a cualquier otro contexto ya pasó. Sin embargo, sí que es relevante aprender de las soluciones de otros y entender cómo se pueden adaptar a nuestro entorno para dar respuesta a retos y problemas endógenos. En este sentido, cada administración local, ya sea un ayuntamiento, un gobierno regional, provincial u otro, debe ser capaz de identificar en primer lugar sus retos, analizar la situación de su entorno de innovación (empresas, emprendedores, estudiantes, investigadores, población, espacios) y sus principales barreras. Una vez hecho esto, se puede proceder a desarrollar soluciones, basadas si se quiere en los casos de éxito de otros entornos, pero adaptadas a su propia realidad. Desde hace ya varios años PRYSMA asesora administraciones públicas y otros agentes en este proceso.