En la actual sociedad del conocimiento las personas son el principal activo de las organizaciones, por ello cada vez está adquiriendo más relevancia las actuaciones proactivas (y que van mucho más allá de la legislación aplicable) que velan por la salud y el bienestar de las plantillas. La inversión en salud y bienestar, lejos de ser un coste, supone una apuesta que tiene como consecuencia el incremento de la eficiencia, la productividad y la competitividad. Está claro: si cuentas con equipos en “plena forma” tanto física como mental, más fácil será que den lo mejor de sí mismos.
Las grandes ventajas de ser una organización saludable
- Se incrementa el beneficio empresarial: se reducen costes de absentismo, de rotación de personal, conseguimos atraer y retener talento, mejora la eficacia y el rendimiento…
- Mejora la reputación como marca empleadora.
- Mejora la imagen global como empresa socialmente responsable
Los factores psicosociales y emocionales, los principales enemigos del bienestar laboral
La organización del trabajo ha experimentado grandes cambios (innovaciones disruptivas, la digitalización u otros cambios tecnológicos, nuevas formas de interacción y comunicación como resultado de la globalización que nos hace trabajar con colaboradores de otros países y culturas…). No vemos inmersos en unos entornos altamente volátiles, hipercompetitivos y estamos en convivencia continua con la incertidumbre, lo que es fuente generadora de estrés y malestar emocional.
La gestión emocional supone, en consecuencia, una necesidad clave para prevenir los riesgos psicosociales. Las competencias emocionales y la actitud de las personas son hoy en día absolutamente decisivas para afrontar los retos empresariales.
Las causas principales de los problemas psicosociales, para los que deberemos preparar nuestra organización, son:
- Elevadas cargas mentales de trabajo, el esfuerzo psicológico que requieren las actuales condiciones de trabajo
- Carencia de autonomía para ejecutar las tareas o incluso no tener claro qué se espera de nosotros
- Falta de una cultura y un liderazgo que fomenten el bienestar
- Carencia de compensaciones y reconocimientos de la labor que se realiza
- Doble presencia o dificultades para conciliar con la vida personal
- Falta de comunicación efectiva y dificultades en las relaciones interpersonales que derivan en conflictividad y malestar psicológico
Muchas organizaciones están adoptando programas de entrenamiento en gestión emocional y capacitación en habilidades blandas (soft skills) para mejorar el bienestar emocional de las personas trabajadoras. Adquirir esta nuevas competencias y habilidades es posible gracias a la plasticidad cerebral que tenemos todos, únicamente hace falta tomar consciencia de los procesos mentales que nos llevan a situaciones poco saludables y aprender algunos recursos o herramientas que nos ayudarán a una mejor gestión emocional.
Estos programas consiguen una serie de beneficios:
- Incrementan la percepción de autocontrol
- Aumenta la eficacia personal en el momento de enfrentarse a los retos
- Mejora la autoestima y la confianza en sí mismos
- Hace a los equipos más resilientes y afrontan de una forma más optimista las dificultades
- Se generan emociones placenteras
- La reducción de los miedos psicológicos hace que las personas asuman el riesgo de ser más innovadores y creativos
¿Cómo llevar a cabo una estrategia para combatir los riesgos psicosociales?
Lo primero, hacer un buen diagnóstico:
No hay que olvidar que estamos considerando las percepciones de las personas, sus insights y vivencias internas y que todo ello entraña una absoluta subjetividad. Por lo tanto, el primer paso en el momento de construir un plan de acción o un programa de salud emocional es entender a las personas, meternos en su piel y comprender sus sentimientos y emociones (que son mayoritariamente inconscientes y es probable que ni ellos mismos sean capaces de identificar).
Este diagnóstico debe ser en consecuencia lo suficientemente profundo y debe acceder a esa parte inconsciente. A partir de técnicas psicológicas y neurocientíficas (ver más info aquí) podemos llegar a profundizar en las verdaderas causas de los problemas. Hay que considerar también que todo análisis debe considerar las variaciones interpersonales y atender a cuáles son las necesidades de cada persona en función de su carácter particular y las condiciones de trabajo que le rodean.
Después viene la transformación cultural con un liderazgo adecuado:
Supone crear un nuevo entorno organizacional favorable para eliminar o reducir los riesgos psicosociales. A partir del análisis y las conclusiones del diagnóstico el primer asunto a tomar en consideración es si la cultura empresarial está alineada con el objetivo de ser una empresa saludable o tenemos que hacer una transición adaptando el estilo de liderazgo y redefiniendo nuestras políticas corporativas.
Muchas veces se hace necesaria una formación o acompañamiento a través de coaching a los líderes en este proceso de cambio.
A partir de ahí, ya podemos ponernos en marcha para diseñar un plan de acción que de respuestas a las necesidades detectadas.
Podemos diseñar programas como los siguientes ejemplos:
- Impartición de talleres y cursos especializados:
- Gestión emocional
- Resiliencia
- Neuromanagement y Neuroliderazgo
- Desarrollo personal y motivación
- Eficiencia y productividad
- Habilidades directivas
- Equipos de alto rendimiento
- Neurocreatividad
- Felicidad en el trabajo
- Comunicación eficiente, escucha activa y solución de conflictos
- Mindfullness
- Las técnicas de los Navy Seals para evitar el estrés laboral
- Programas de bienestar emocional:
- Sesiones de meditación o mindfulness
- Soporte psicológico personalizado
- Jornadas de motivación (Team Building, dinámicas grupales…)
- Servicio de mediación de conflictos
- Planes de detección precoz de riesgos psicosociales: estrés, síndrome de burnout (trabajador quemado) o boreout (trabajador aburrido o desmotivado), mobbing…
- Programas de conciliación:
- Medidas de liderazgo y estilos de dirección: impulso de la comunicación interna (reuniones periódicas, espacios de interacción, plataformas de experiencia del empleado/da…), actividades de Team Building, reuniones de coordinación…
- Medidas de calidad de la ocupación: fomento de la estabilidad laboral, seguro médico, descuentos en viajes, protocolo anti-acoso, gestión eficiente del tiempo, medidas personalizadas…
- Medidas de Flexibilidad temporal y espacial: flexibilidad horaria, jornada intensiva, teletrabajo, desconexión digital, reuniones internas antes de las 17h…
- Medidas de apoyo a la familia: ausencias para atender familiares, compensación de días, ayudas para guarderías…
- Medidas de desarrollo profesional: acciones de sensibilización, mentoring, planes de carrera y formación.
- Planes de comunicación y sensibilización:
- Newsletters, videoblogs o noticias periódicas sobre buenos hábitos de salud mental y consejos
- Jornadas de sensibilización y toma de conciencia
- Canales de escucha activa y atención a consultas
… y mucho más.
Si necesitas ayuda en alguna fase de este proceso nuestro equipo de consultoría experto en personas y felicidad en el trabajo puede echarte una mano para que la implementación de estas medidas sean todo un éxito. Conócenos.
Teresa Pérez es psicóloga, experta en neurociencia aplicada al mundo de la empresa (Neuromarketing, Experiencia del Empleado/Cliente/Paciente, Gestión de Personas en Liderazgo, Motivación, Creatividad e Innovación) y trabaja como Gerente de consultoría en nuestra oficina de Barcelona.