La crisis de la pandemia de la COVID-19 ha impactado en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en el plano personal como laboral afectando a nuestros valores más esenciales: la salud, la relaciones en el trabajo y todas las emociones que emergen según se van produciendo nuevos acontecimientos y escenarios.
El área de Recursos Humanos y la gestión del Capital Humano tiene hoy en día una importancia estratégica esencial en las compañías y es muchas veces la clave que hace posible el crecimiento y el desarrollo. Por ello deben cuidar de la salud los empleados, tanto física como emocional.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, se estima que cada año surgen 160 millones de nuevos casos de enfermedades relacionadas al trabajo. Para ser una empresa saludable hay que preocuparse y OCUPARSE de la salud tanto física como emocional de sus empleados tomando consciencia del valor que aporta el bienestar psicológico del personal en la consecución de resultados.
Velar por el bienestar emocional de la plantilla genera entornos de trabajo en los que las personas pueden desarrollar todo su potencial y, por el contrario, ambientes laborales “enrarecidos” o tóxicos pueden ocasionar trastornos que pueden llevar incluso a patologías severas como la depresión o la ansiedad (que son el primer motivo de baja laboral a nivel mundial).
Las organizaciones pueden aplicar muchas medidas eficaces para promover la salud mental en el trabajo y aumentar con ello la productividad evitando costes derivados del absentismo o la falta de productividad por baja motivación e implicación con la empresa.
Algunos de los riesgos derivados del entorno de trabajo para la salud mental son:
- políticas inadecuadas de seguridad y protección
- prácticas ineficientes de gestión y comunicación
- escaso poder de decisión del trabajador en su área de trabajo;
- bajo nivel de apoyo a los empleados
- horarios de trabajo rígidos
- falta de claridad en las áreas u objetivos organizativos.
Algunas cifras sobre el estrés en el trabajo
- Según el INE, más del 60 % de los españoles sufre algún tipo de estrés en el entorno laboral, dato que seguramente se habrá incrementado como consecuencia de la crisis económica derivada de la pandemia.
- El estudio «Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés», elaborado por Cinfasalud el pasado año y avalado por SEAS, estimaba que el 60,3% de los trabajadores se sienten estresados por la carga de trabajo, el 27,2% por la relación con sus jefes o compañeros y el 25,1% ante el miedo a no estar a la altura de las expectativas.
- La Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (EWCS) de 2015, donde se exponía que el 30% de los trabajadores sufre estrés en el trabajo «siempre o casi siempre».
El síndrome del trabajador quemado o “Burn Out”
El estrés es una respuesta adaptativa que nos ayuda a la supervivencia, pero cuando éste se cronifica y alcanza altos niveles de sobrecarga deriva en una serie de respuestas emocionales displacenteras. Se pone de manifiesto la necesidad de las personas de adquirir mayor autocontrol y de entrenar las capacidades de gestión emocional.
El síndrome de trabajador quemado es un tipo de estrés laboral que deriva en un estado de agotamiento físico y mental que tiene consecuencias en el estado emocional general: pérdida de autoestima, disminución de la motivación, despersonalización e irritabilidad, falta de energía y disminución del rendimiento… Hemos visto recientemente muchas de estas manifestaciones en los relatos de los sanitarios que han estado en primera fila luchando contra el coronavirus en una situación excepcional con alta implicación dado el contacto emocional con las personas afectadas.
Si la empresa analiza, evalúa y protege al trabajador con síntomas de estar quemándose se puede atajar la cronificación y se puede evitar daños irreparables.
10 tips para crear un entorno psicológicamente saludable en el trabajo
- Reducir los factores de riesgo relacionados con el trabajo tras una evaluación y análisis de los riesgos potenciales
- Reorganizar el trabajo de forma que se reduzcan las exigencias laborales y la presión derivada de excesiva carga de trabajo, clarificando roles y responsabilidades
- Conocer las necesidades de cada trabajador, sus aspiraciones, problemas y potencialidades abriendo canales de escucha activa y de comunicación.
- Desarrollar acciones destinadas a potenciar las cualidades y capacidades del personal: programas de desarrollo profesional, planes de carrera, planes formativos…
- Implantar medidas de apoyo y asesoramiento confidencial que ayuden a los empleados a superar las dificultades
- Empoderar a las personas trabajadoras y promover su autonomía y su participación en las decisiones que marcan el rumbo de las compañías
- Implantar prácticas en la organización que promuevan la conciliación y el equilibrio saludable entre la vida laboral y personal
- Agradecer los esfuerzos y recompensar la contribución de cada persona a la consecución de los logros
- Implantar procedimientos para la resolución de conflictos que permitan una mejor gestión de las relaciones interpersonales
- Ofrecer entrenamiento en inteligencia y gestión emocional a los trabajadores.

Según la OMS, las 5 claves para crear lugares saludables de trabajo son:
- La participación y Compromiso de la Dirección: Sin un liderazgo eficaz para impulsar las políticas de salud mental y bienestar emocional difícilmente se alcanzarán los objetivos.
- Involucrar a los trabajadores y a sus representantes, que serán receptores de los beneficios de las medidas que se adopten para mejorar el bienestar.
- Ética y Legalidad Empresarial: La ética, la integridad, la responsabilidad social y los valores deben están siempre en el centro.
- Uso de un proceso sistemático e integral para asegurar la mejora continua y la eficacia: No se puede dejar nada al azar. Siempre hay que desarrollar una sistemática de planificación, análisis de necesidades, desarrollar planes de acción, implantarlos, evaluar su eficacia y establecer las medidas que sean necesarias para la mejora continua.
- Sostenibilidad e Integración.
Como siempre, la clave del éxito consiste en implicar a las partes interesadas y al personal de todos los niveles.
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Teresa Pérez es nuestra experta en neurociencia. Es Gerente de consultoría en la oficina de Prysma en Barcelona y es Psicóloga
tperezd@prysma.es