La crisis del coronavirus ha disparado el teletrabajo como una opción que permite mantener los niveles de producción con un riesgo minimizado. El teletrabajo no es una herramienta que se pueda improvisar. Por desgracia en ocasiones se ha presentado el TELETRABAJO como una recompensa o premio, limitando a un número de días la opción, obviando que lo importante es el resultado y que este sea positivo y productivo. En este momento el TELETRABAJO es una necesidad para reducir la incertidumbre del riesgo frente a una amenaza biológica, aunque quizás deberíamos hablar de una amenaza económica causa más que por el virus, por el miedo al virus.
En Prysma llevamos certificados como empresa EFR con la Fundación Mas Familia desde hace mas de 15 años, tenemos adoptadas hace tiempo las medidas necesarias para teletrabajar.
La implantación de esta medida requiere de una planificación que evite el fracaso, no se trata de mandar a las personas a su casa, es necesario definir los objetivos que se persiguen, a quien va afectar y la forma en la que se va a teletrabajar.
Es necesario que se disponen de los recursos de información necesarios: capacidad de red, accesos seguros (tipo VPN) a las redes, velocidad, etc. No todas las redes tienen la capacidad suficiente como para que de repente cientos de trabajadores teletrabajen. La seguridad, tanto la más técnica como la “cultura” de la seguridad es un factor clave, ya que el TELETRABAJO no tiene sentido sin acceso a la información, pero dicho acceso no puede poner en peligro la integridad de la misma. Es necesario disponer de plataformas de video conferencia agiles y bien ajustados.
No se puede dar por seguro que las personas sabemos siempre como actuar y en este tema tampoco. Por eso hay que dar la formación necesaria (los cómos), la información (los porqués) y la sensibilización (los para qués); con indicaciones claras y precisas las personas conocerán que se espera de ellas, cuales son los procesos y cuales son límites de los mismos. El TELETRABAJO no se puede imponer, por lo que unas circunstancias excepcionales como las actuales, la flexibilidad por parte de trabajadores y empresas es imprescindible. También es necesario considerar que el TELETRABAJO implica soledad, una soledad que no es bien llevada por todo el mundo. Esa soledad también acaba con las redes informales de conocimiento que, por mucho que digan, funcionan en la conversación real, de maquina de café, y no por los correos electrónicos. Todo ello sin olvidar la imprescindible disciplina en cuanto a horarios, dedicación, etc.
Por último, medir, hay que disponer de indicadores que nos devuelvan una imagen adecuada de la realidad del proyecto de TELETRABAJO. Un proyecto así debe de responder a una reducción de riesgo, pero también al mantenimiento (o incluso mejora) de la productividad.
Si necesita ayuda para definir e implantar su plan de TELETRABAJO no dude en escribir a prysma@prysma.es , podemos ayudarle y podemos hacerlo con rapidez.