Que la sociedad está cambiando es algo que nadie puede negar. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado, competitivo, pero con cada vez más inquietudes sociales (internas y externas) y ambientales.
En cuanto a la gestión de las personas, las organizaciones buscan continuamente nuevas tendencias orientadas no sólo a buscar su bienestar de sus colaboradores sino también a mejorar su competitividad, productividad y rentabilidad.
¿Por qué el concepto de felicidad tiene tanta transcendencia hoy en las organizaciones?
Vamos a empezar por el concepto de felicidad, según la RAE:
- Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.
- Satisfacción, gusto, contento.
El concepto de felicidad es en realidad un concepto individual, con una gran parte genética y con otra gran parte dependiente de nuestros hábitos diarios. De ahí el reto de las organizaciones, qué tienen que entender en primer lugar qué es lo que quieren/necesitan los colaboradores para después influir de manera positiva en ellos.
Las organizaciones que han apostado a introducir modelos de felicidad laboral a su gestión, como Cocacola, Google, Zappos, etc. han conseguido excelentes resultados, tanto en el rendimiento individual, como en la productividad general de estas empresas.
Colaboradores felices generan 31% más productividad, 44% mayor retención, 300% mayor innovación y se reduce el síndrome Burnout.
Harvard Business Review y Gallup
Wright y Cropanzano (citado Moccia, por 2016) señalan que: “cuanto más alto es el nivel de felicidad y emociones positivas de los trabajadores, más fuerte es el vínculo entre la satisfacción en el trabajo, la ejecución y los resultados”.
La “felicidad en el trabajo” se refiere a todas las acciones individuales y grupales que las personas llevan a cabo en la organización para mejorar su bienestar, pero deben tener un por qué, un orden y una medición de resultados.
Si bien son muchas las organizaciones que han implementado este concepto, no en todas ha funcionado. ¿Por qué? porque la gestión de la felicidad no deja de ser un modelo, un sistema de gestión que implica mediciones (KPIs), objetivos, saber qué estamos haciendo y si lo estamos haciendo bien.
¿Por qué no utilizar los avances en la tecnología, información y el análisis de datos para conocer más a nuestro colaborador, qué es importante para él, lo que no le gusta y lo que le interesa y a partir de dicha información, diseñar medidas de conciliación, de liderazgo, de compensación, capacitación, evaluación y de seguridad?
Los modelos de gestión de la felicidad pueden apoyarse en otros modelos o herramientas como sistemas de gestión de la conciliación (modelo efr), encuestas de clima, Empresa Saludable, etc. En otras palabras, poner al trabajador en el centro de la estrategia.
Prysma, en su compromiso con las personas, ayuda a las organizaciones en el diagnóstico, diseño e implementación de soluciones y estrategias que permitan aumentar el bienestar y la felicidad de los trabajadores.