El pasado 6 de agosto se cerró el periodo de comentarios al borrador de Reglamento que modificará los anexos del Reglamento (CE) 852/2004 relativo a la higiene de los productos alimenticios.
Su publicación definitiva está prevista para el último trimestre de 2020.
Estas modificaciones giran en torno a la gestión de alérgenos, donación de alimentos y la cultura en seguridad alimentaria.
Las modificaciones en cuanto a la gestión de alérgenos quieren alinearse con el borrador del nuevo Código de Prácticas en gestión de alérgenos para industrias alimentarias que ha preparado la Comisión del Codex Alimentarius.
Ambos tienen como objetivo entre otros, reducir la posibilidad de contaminación cruzada por alérgenos permitiendo así, además de reducir el número de incidentes, mejorar la calidad de vida de las personas con alergias alimentarias al reducir la práctica del etiquetado precautorio.
Las modificaciones más “revolucionarias” incluidas en el borrador vienen de la mano de la introducción del concepto de Cultura en Seguridad Alimentaria en la legislación, así como de las directrices bajo las cuales se puede donar alimentos.
Cultura en Seguridad Alimentaria
El Codex Alimentarius también ha preparado una revisión del código de prácticas Principios Generales de Higiene de los Alimentos tras la última revisión de 2003. En esta revisión, destaca la introducción de la Cultura en Seguridad Alimentaria como principio general.
La Comisión Europea considera que los consumidores y socios de mercado esperan que en la Unión Europea como mínimo se garantice el cumplimiento de las directrices del Codex y es por eso por lo que han incorporado este concepto a los requisitos generales de higiene.
Las empresas alimentarias que voluntariamente se han certificado en alguno de los estándares de seguridad alimentaria reconocidos por la GFSI (Global Food Safety Iniciative) y que certifica AENOR, están familiarizándose con este concepto ya que todos estos estándares han introducido este concepto o lo van a hacer en las próximas versiones de sus estándares desde que la GFSI incluyó la Cultura en Seguridad Alimentaria en sus benchmarking requirements de 2020.

El requerimiento legal de establecer, mantener y proporcionar evidencias de una apropiada cultura en seguridad alimentaria ha sido en general bien acogido tras la fase de comentarios, aunque entre los comentarios negativos destacan la falta de concreción, así como dudas de los recursos que esto va a suponer a las empresas alimentarias.
El paso que ha dado la Comisión Europea es el lógico tras el desarrollo tecnológico y de evaluación de riesgos en los sistemas de gestión de la seguridad alimentaria vivido en las últimas décadas. Ahora es el momento de complementar esos avances tan beneficiosos con sistemas más humanos.
Esto va a suponer un cambio de Paradigma similar al que supuso la introducción del APPCC en su momento.
Redistribución de Alimentos
El 20 de mayo pasado, la Unión Europea presentó la propuesta “de la granja a la mesa” para aumentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. Esta estrategia junto con la de biodiversidad, son elementos centrales en el Pacto Verde de diciembre de 2019 que busca que Europa sea el primer continente climáticamente neutro en 2050.
La actual crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la urgencia de la implementación de este tipo de políticas para mantener un equilibrio entre el medio ambiente, los sistemas alimentarios y la biodiversidad.

Uno de los objetivos de la propuesta “de la granja a la mesa” es la lucha contra el desperdicio alimentario para conseguir una economía circular. A partir del 2023 se establecerán objetivos de reducción jurídicamente vinculantes. La donación de alimentos constituye tras la prevención, la vía de más alto valor para reducir el desperdicio alimentario.
La donación de alimentos no se puede hacer a cualquier precio, sino que debe garantizar en todo momento la salud de los consumidores, aunque facilitando la donación. Por ello se han añadido requisitos de higiene al Reglamento para superar este reto en seguridad alimentaria.
En la fase de comentarios, el punto que ha generado mayor controversia es el referente a la posibilidad de donar alimentos tras superar la fecha de consumo preferente ya que el redactado es genérico y podría incurrir a prácticas no adecuadas.
Todo ello augura un 2021 cargado de retos en seguridad alimentaria. El nuevo paradigma busca involucrar a los trabajadores a fin de garantizar juntos la salud de los consumidores, así como sumar a las empresas alimentarias al reto sobre sostenibilidad y sistemas económicos más justos.
La amplia experiencia de Prysma en consultoría de seguridad alimentaria y sostenibilidad puede ayudarte en estos retos.
Cristina López Vilches, es una de las expertas de Prysma en seguridad alimentaria y trabaja en nuestra oficina de Barcelona