Estamos oyendo, incluso algunos hasta escuchando, decir a muchos representantes políticos que hay que salvar la Navidad y tienen razón, pero la que hay que salvar es la del año que viene y ¿La de este…?, pues adaptarla.
Voy a ser telegráfico, pero, antes de nada, solo le pido que Vd., piense por un momento, en alguien a quien quiera y ahora trasladase al 24 de diciembre del 2021, a las 21:00 horas y piense en que su silla, la de ese ser querido, en la cena estará vacía porque ya no esté entre nosotros. Que esa imagen solo sea un mal pensamiento para usted y no una realidad, es salvar la Navidad. Y está en sus manos.
No es pesimismo, al contrario, mi consejo surge de un profundo optimismo para mediados del 21 y de un más radical realismo en el invierno del 20.
¿Qué es salvar la Navidad?
Poder celebrar las fiestas, pero claro, solo con los convivientes, nada de familia o amigos de fuera del domicilio habitual.
Mover la economía, toda, en la medida de las posibilidades de cada uno, para mitigar la tremenda crisis económica.
No saturar, en consecuencia, las UCI´s el 3 de enero de 2021.
¿Hay que hacer caso a los políticos?
Hay que obedecerles, no queda más remedio, ellos tienen las fuerzas para reprimirle.
¿Y hacerles caso? No, es mucho mejor que haga caso a sus sentimientos inteligentes y a su prudencia. Que ellos negocien 6 ó 10 personas, no hace la vida “supra – familiar” segura.
Es posible que para ello necesite sacar firmeza de donde sea.
¿Qué debemos hacer?
Celebrar las fiestas solo con las personas que convivimos. Nunca reunirnos con los más mayores, les va la vida en ello, la pena también les va, pero es nuestra opción responsable.
Tener mucho cuidado con esos hijos que estudian o trabajan en el extranjero, comprendo que no es fácil renunciar a la visita anual, pero merece la pena cuestionar dicha visita. Como poco se deben buscar diagnósticos COVID (PCR, serológicos, etc.), no hacen el riesgo cero, pero lo suaviza. Y al menos cinco días sin ver a nadie. Y cuidado con confiarse.
Tener firmeza con los cachorros que viven en casa: toque de queda familiar en Nochebuena, Nochevieja y Reyes. Son noches de altísimo riesgo. Le llamarán facha, pero eso va incluido en el sueldo de madre y padre.
Mantener todas las medidas de seguridad, básicamente, mascarilla, lavado de manos y la máxima ventilación…, posible (las neumonías no víricas también matan)
¿Qué podemos hacer?
Facilitar los aspectos materiales a los familiares que necesiten apoyo logístico; ya sé que ellos prefieren la compañía y el cariño, pero ciertos cariños matan las Navidades del 2021. Planifique qué y cómo les puede hacer llegar para que puedan disfrutar, en lo posible, de las cenas y comidas.
Poner una tablet a los mayores, con instrucciones sencillas, ver a los nietos les dará vida.
Preparar con antelación las celebraciones, aunque siempre se ha recomendado, este año más que nunca conviene ser previsores, cargue su congelador.
Gastar, gastar racionalmente en función de sus posibilidades, pero gastar, ayude a la economía, a sus conciudadanos y a usted mismo. No hablo de consumismo, le hablo de realizar un gasto racional, razonable para unas navidades lo más normales que sea posible y en cada caso, claro, en función de las capacidades económicas. No se lo pido a los parados, ni a los autónomos que no facturan, se lo pido a esos millones de españoles que aún tienen un trabajo razonable. El paro, la ruina, la quiebra son tan asesinos como el virus y se alimentan del miedo a gastar aquello que se puede gastar.
Sea solidario, gaste también lo que pueda en aquellos que mas lo necesitan, en Caritas, en Acción contra el Hambre, en los bancos de alimentos, etc.., le ayudarán a que ese dinero llegue directo a quien más lo necesita. No se escude en que paga (muchos) impuestos o en que no sabe que hacen con el dinero, eso son solo excusas egoístas de mal pagador.
¿Qué no debemos hacer?
Creer que “cumplir con la ley” es salvador y sanador, no. Si, como parece, el gobierno reduce a 6 personas las reuniones de “no convivientes” es fácil cumplir y penar, por ejemplo, matrimonio (2) que invita a la cena de Nochebuena a sus hijos (2) con su nieto (1) y claro a la tata (1), total 6 personas, con una sola que haya sido imprudente o, simplemente, tenido mala suerte, ya le hemos liado. Porque el día de Navidad su yerno hará que la hija, con el nieto, vayan a comer con su madre (1), su hermana (1), su cuñado (1) y sus sobrinos (2), total 7 (coño no es de esperar que la Gestapo registre casa a casa y total por uno más.., y así….
Nótese que es indiferente el número que nos autoricen los gran hermano, con un portador con capacidad de infección vale.
Dejarnos llevar por el sentimentalismo, a veces confundimos fe, costumbre, añoranza, cariño y sentimentalismo.
Bajar la guardia, el coronavirus no cree en la Navidad y, menos aún, en el espíritu de la navidad yankee de las películas.
Ceder con los más jóvenes y con los más mayores. Con buena intención de fondo, pero equivocados, es muy posible que ambos trabajen a fondo el chantaje emocional.
Caer en la tentación de las celebraciones profesionales: en empresas, fines de curso, etc.
Correr la/una San Silvestre, corra usted solito por el monte, pero no se encierre con otros tantos boqueantes. No haga caso a su alcalde, de verdad.
Celebrar actos litúrgicos masivos, de verdad, el Dios de los cristianos no nos a apuntar falta en la Misa del Gallo de este año, porque, lo dice Él no yo, porque “… es un Dios de vida, no de muerte…”
Serafín Carballo es director de la división de Consultoría de Prysma.
Es Doctor en Microbiología Aplicada, MBA y scrum master.
Profesor de Biotecnología desde hace más de 20 años en la Universidad Complutense, también es el profesor titular de los Talleres de Protocolos ANTICOVID de AENOR.
Es uno de nuestros expertos en gestión de riesgos.