Diría que hasta mi madre ha oído hablar de los ODS o como mínimo se ha preguntado qué es ese donut de colores que llevan los políticos en la solapa. Pero ¿realmente sabemos qué son los ODS? Y una pregunta mucho más difícil ¿sabemos qué hacer con ellos? Estoy convencida de que no o al menos no mucho.
¿Qué son los ODS?
Si nos vamos a la web oficial de la Naciones Unidas se nos dice que: Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En 2015, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establece un plan para alcanzar los Objetivos en 15 años.
Suena bonito, verdad. Quién no querría poner fin a la pobreza o al hambre. Pero como parece que utópicos del todo no son, también nos informan de que: Actualmente, se está progresando en muchos lugares, pero, en general, las medidas encaminadas a lograr los Objetivos todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias. El año 2020 debe marcar el inicio de una década de acción ambiciosa a fin de alcanzar los Objetivos para 2030. Y como todos sabemos el año 2020 marcó un inicio, pero de otras cosas…
En resumen, la ONU aprobó los ODS pero su consecución no es posible sin la colaboración de la sociedad y, principalmente, sin la implicación de las empresas.
¿Qué estamos haciendo desde las empresas?
Tanto en mi labor de auditora como de consultora, de todo me he encontrado. Desde el inicio los ODS tuvieron una buena acogida por parte de las grandes organizaciones. Son tan bonitos y visuales que era fácil meterlos en cualquier sitio. Así que nos encontrábamos que lo normal es que las empresas anunciasen a bombo y platillo que contribuían a los 17 ODS…Pero ¿qué pasaba cuando rascabas un poco o simplemente preguntabas cuál era la contribución real que hacían? Pues lo más habitual era que solo se habían fijado en el título del ODS y los estaban utilizando como elemento decorativo. Que tienes una depuradora pues te pongo ODS 6. Que haces una recogida de alimentos entre tus trabajadores en Navidad pues vamos con el ODS 2. Y así con los 17… No me extraña que nos digan que “las medidas encaminadas a lograr los Objetivos todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias”
Si bien es verdad que en los últimos años cada vez son más las empresas que se han dado cuenta de que esa estrategia ni era seria ni impactaba sobre nada. No dejaba de ser una herramienta de marketing con poco recorrido.
¿Qué deberíamos hacer?
Para una adecuada contribución a los ODS deberíamos comenzar a dar los siguientes pasos de manera ordenada. Aunque recomiendo no intentar abordarlas en un plazo corto de tiempo. Es un trabajo que lleva su tiempo:
- Paso 1: Mirarnos al espejo.
La misión y visión de nuestra organización ya debería darnos pistas sobre cuáles son los ODS sobre los que podemos impactar de verdad. Asimismo, hacer un análisis de nuestra estrategia es básico, ya que los ODS seleccionados deberían estar alineados con ella. No conozco a ninguna empresa que invierta sus recursos en algo que no está dentro de su estrategia.
Además, este análisis debería completarse con la revisión de nuestra cadena de valor y las necesidades y expectativas de nuestros grupos de interés. - Paso 2: Seleccionar las Metas de los ODS.
Cada ODS tiene unas metas asociadas que realmente son las que definen el objetivo. Quedarnos con el título no nos servirá de nada. Son las metas las que detallan en qué debemos trabajar. Nuestra contribución será mayor cuanta más relación exista entre los objetivos de la empresa y los objetivos concretos de los ODS. - Paso 3: Medir la contribución.
Para poder decir que contribuimos, debemos decir cuánto contribuimos. Para ello tenemos que seleccionar o diseñar indicadores que midan el impacto generado sobre cada una de las Metas y comenzar a medir. - Paso 4: Establecer objetivos.
Una vez que sabemos cuánto impactamos, vamos a atrevernos a decir a dónde queremos llegar. Es el momento de establecer objetivos y adoptar compromisos.
Llegados a este punto, ya no diremos simplemente que mi empresa contribuye a los ODS. Si no que podremos decir, a qué ODS, cómo lo hacemos, en cuánto y a qué nos hemos comprometido.
Posiblemente siga siendo una herramienta de marketing, pero esta vez con mayor credibilidad. Desde Prysma hemos acompañado a grandes y medianas empresas en la integración de los ODS en sus estrategias, así como en el reporte de su desempeño. Esta experiencia nos da el bagaje adecuado para ayudarte en la mejora de tu contribución a los ODS.